En cada parpadeo las pestañas cierran el acceso a los ojos, como si fueran cortinas. Y, en cada parpadeo, los ojos son irrigados con un lubricante desde las glándulas sebáceas -glándulas lacrimales- deslizándose por el borde del párpado, entre las pestañas. Esta lubricación asegura que los ojos no se sequen, manteniéndolos húmedos y saludables.

Las pestañas del párpado superior son más largas que las del párpado inferior. Las pestañas superiores pueden alcanzar un largo promedio de 8 mm., y tienden a curvarse hacia arriba.

El párpado superior tiene mayor cantidad de pestañas: entre setenta y ciento cincuenta pestañas, y el párpado inferior tiene generalmente una fila de entre sesenta a ochenta pestañas, más pequeñas y que se curvan hacia abajo. Esta forma curva de ambas filas de pestañas ayuda a que se deslice el sudor hacia afuera, expulsando partículas intrusas de los ojos.

Como todo el vello del cuerpo humano, las pestañas son un polímero biológico, hecho de cerca de un 10% de agua y un 90% de proteínas, como queratinas y melaninas, que son las sustancias que le dan al pelo su color.

Y, como todo el pelo humano, están alimentadas por folículos, que se localizan bajo la piel. En las pestañas, estos folículos tienen también tres fases de desarrollo:

• la "fase de crecimiento" que dura cerca de 45 días,
• la "fase de declinación" en la cual se detiene el crecimiento, por cerca de tres semanas;
y una última fase de dos semanas, un período de descanso,
• la "fase de reposo", durante la cual se caen. Después de este período, comienza un nuevo ciclo y el pelo es regenerado.

Las pestañas son pelos humanos en los párpados superiores e inferiores. Cada párpado tiene una capa de pestañas,en filas. Podemos tener dos o tres filas de pestañas en cada párpado, que protegen y enmarcan los ojos. Tienen la misma anatomía que los pelos del cuerpo humano. Están sujetas a los párpados por una raíz. En los párpados hay pequeños músculos que, con una contracción muscular una respuesta refleja y automática-, parpadean y cierran los ojos ante una amenaza externa, como partículas de polvo, o cualquier agente externo que pueda causar daño a los ojos.